La infertilidad afecta a muchas mujeres de todas las edades y es desgarradora en cada situación. Según el CDC, 1 de cada 5 mujeres entre las edades de 15 a 49 años en los Estados Unidos que aun no han concebido son infértiles, lo que se define como no poder quedar embarazada después de tratar por un año.
Querer tener un bebé y no poder hacerlo puede causar un enorme nivel de estrés, especialmente si esto ha estado sucediendo durante años. Puede causar ansiedad y depresión, y desgastar tus relaciones, especialmente la relación con tu cónyuge o pareja.
Sin embargo, equipada con las herramientas adecuadas, puedes aprender a lidiar con tu estrés y enriquecer tu relación con tu esposo cuando la infertilidad golpea. Aquí hay 5 estrategias que puedes usar para hacerlo:
1. Prioriza tu Relación
A menudo, la primera señal de advertencia de que la infertilidad esta está causando estrés es el estado de tu relación con tu esposo. Es posible que ni siquiera te des cuenta de que has desarrollado sentimientos de animosidad o resentimiento hacia él, pero con el tiempo estos sentimientos pueden aumentar a medida que crece tu frustración por no poder concebir.
Tal vez lo culpes en secreto y pienses que él puede ser la causa, o te culpas a ti misma y, por lo tanto, te retiras de él. De manera similar, puede sentirse frustrado e inadvertidamente estar culpándote a ti misma. De cualquier manera, hay una creciente tensión en tu relación, y ambos se están viendo afectados significativamente.
Cuando permites que el sueño de un niño se convierta en una prioridad y ese sueño no se hace realidad, tu matrimonio sufrirá. Pero si puedes honrar y amar a tu esposo, ya sea que un niño esté o no en la foto, estarás mucho mejor preparada para si y cuando ese niño(a) llegue.
Proponte conversar con tu esposo y ser sincera acerca de cómo te sientes realmente. Permítele a él compartir sus sentimientos también. Mantengan un diálogo abierto sobre lo que está sucediendo y trabajen juntos en sus emociones. Si todavía es difícil resolver las cosas, considera ir juntos a ver a un terapista matrimonial.
2. Observa y Valida tus Sentimientos
Dado que la infertilidad es a menudo un problema a largo plazo, es posible que no te des cuenta de los sentimientos que se han ido acumulando lentamente con el tiempo. Simplemente notas que a menudo estás irritable o nerviosa, o tal vez lloras con frecuencia aparentemente sin ninguna razón.
El primer paso para sanar es siempre reconocer y validar tus sentimientos. Mientras no aceptes tus emociones, continuarán causando estragos en tus relaciones y tu propio bienestar. Una de las mejores maneras de hacer esto es escribiendo en un diario.
Escribe lo que sientes a lo largo del día y lo que desencadenan esas emociones. Por ejemplo, ¿sientes una sensación de tristeza o celos cuando ves a otras mamás con sus hijos? ¿O te sientes ansiosa cuando tu esposo inicia el sexo?
Observa que es lo que desencadena tus intensas emociones y descubre qué puedes hacer en esos momentos para ayudarte a sentirte mejor. Tal vez te puedas dar afirmaciones, o escuchar podcasts inspiradores que te reconforten. O tal vez llamas a una amiga para hablar sobre tus sentimientos.
Lo más importante es reconocer que los sentimientos están ahí, en lugar de ignorarlos.
3. Construir Apoyo Social
Todos necesitamos comunidad y apoyo de los demás, sin importar por lo que estemos pasando. La infertilidad puede ser un camino largo y doloroso, por lo que tener personas a tu alrededor que puedan animarte y luchar contigo a través de esto hace que el dolor sea más tolerable. Estos pueden ser grupos enfocados especiales para personas que luchan contra la infertilidad, una iglesia local o grupos de personas que comparten un interés común, como un deporte, pasatiempo o artes y manualidades.
Por lo general, las personas encuentran mayor alivio en conocer a personas que están pasando o han pasado por lo mismo que ellos. Ser comprendida en nuestro dolor es increíblemente sanador. Encuentra a esas personas que te animarán tanto en tus decepciones como en tus victorias.
Hagas lo que hagas, no te aísles. No puedes superar esto sola.
4. Practica Conciencia Mental Plena
Similar a notar y validar tus sentimientos, practicar la atención plena (mindfulness) puede ser una via a la reducción del estrés y mejores relaciones. En lugar de juzgar tus sentimientos (o a tu esposo), permíteles ser lo que son. Mantente presente en tu vida y reconoce que estás exactamente donde se supone que debes estar, aunque no lo desees.
Puede que te hayas preguntado por qué Dios te está permitiendo pasar por esto. Presta atención a lo que es bueno en tu vida en este momento y concéntrate en practicar la gratitud. Al ser consciente y prestar atención a lo que tienes, verás un cambio en tu disposición hacia más alegría, esperanza y menos descontento.
Enfócate en las cosas buenas que estás experimentando todos los días y disfrútalas.
5. Disfruta de la Intimidad y el Sexo
Cuando has estado tratando de concebir durante mucho tiempo sin tener suerte, esto puede succionar la alegría de la intimidad y el sexo. Las parejas pueden comenzar a temer la intimidad en lugar de desearla porque solo parece conducir a la decepción.
Pero el objetivo del sexo no es solo concebir, ¡es tambien el placer! Cuando se deforma y se presiona para que sea solo un acto de utilidad, nos estamos perdiendo la alegría que el sexo trae al matrimonio.
El sexo es el hermoso acto de dos convirtiéndose en uno, la mezcla de dos almas separadas. Es una experiencia maravillosa y agradable por sí misma, ya sea que resulte o no en un bebé. Si puedes replantearlo con tu esposo de esta manera y quitarte la presión, puedes reavivar la pasión que alguna vez tuviste.
Sé creativa y sorprende a tu esposo con ropa interior nueva, o reserva un hotel para pasar una noche fuera. ¡Piensa en lo que puedes hacer para que tu vida sexual vuelva a ser divertida! Tendrá un gran beneficio en tu relación en general.
Se creativa y disfruta de la intimidad y el sexo con tu esposo.
No Pierdas la Esperanza
Aunque la infertilidad es una experiencia increíblemente dolorosa, no tiene por qué arruinar tu vida. Convertirse en madre es una de las mayores bendiciones en la vida, y es muy posible que lo experimentes algún día.
Evita compararte con las demás. En su lugar, practica la aceptación y honra tu propio viaje personal confiando en que Dios tiene un plan perfecto e individualizado para tu vida. Mientras tanto, disfruta de la libertad que conlleva no tener hijos. Aprecia tu matrimonio y disfruta de tiempo de calidad con tu esposo.
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